POR LA SIERRA NORTE DE MADRID
Mi nombre es Salvador Romero. Aquí plasmo mis experiencias de viaje, sin más ánimo, que el de compartir mis sensaciones y las acompaño con alguna fotografía.
Partí con un grupo de amigos, camino de la sierra Norte de Madrid. Nos dirigimos hacia Buitrago de Lozoya. Llegamos una mañana fría, pero soleada, de finales de noviembre. Recorrer sus calles te transporta en el tiempo y hace que se sienta el abrazo de la naturaleza. Por sus murallas, se puede ir recorriendo el perímetro del pueblo, pero desde el otro lado del río, subiendo por la ladera empinada de la otra orilla, se puede disfrutar de una vista espectacular del conjunto del pueblo, rodeado por su muralla y por el río. Visitamos el museo de Picasso. Resulta que el genial pintor malagueño, a lo largo de 26 años, fue regalando obras, al que fue su barbero y buen amigo, Eugenio Arias,que era natural de Buitrago de Lozoya, y éste a su vez, donó todas esa obra al ayuntamiento, que creó el mencionado museo.
Tras disfrutar de sol otoñal, de las calles de casas de piedra y de las terrazas de los bares, nos dirigimos al restaurante Rancho El Portachuelo, donde teníamos reservado para comer. Allí degustamos algunos entrantes como croquetas, revuelto de la casa o pimientos del piquillo rellenos. Después compartimos unos chuletones, junto a unas chuletillas de cordero lechal, que estaban exquisitas. Fue de agradecer, que las patatas fritas que pusieron de guarnición, fueran naturales.Después de comer, nos dirigimos a Manjirón, a 6 kms. De Buitrago, donde teníamos reservado un alojamiento rural, si bien, antes compramos algo de bebida y comida para picar después. Después de dejar las cosas en el alojamiento, nos dirigimos al único bar del pueblecito de unos 500 habitantes, donde estuvimos compartiendo local con unos vecinos que celebraban un cumpleaños. Era curiosa la construcción del mismo, pues estaba hecho con dos contenedores y una terraza cerrada con estructura metálica y paredes de paneles. Allí mismo compramos algo para llevar a la casa, para la cena.Ya de noche, fuimos hacia la casa, donde disfrutamos de la reunión, mientras tomábamos algo y cenábamos lo que habíamos comprado en el bar. Después, cada uno se fue retirando a la hora que le pareció apropiada.
Al día siguiente, nos levantamos y desayunamos, a medida que nos íbamos despertando.Después nos dirigimos al embalse de El Villar, por dónde pasa la ruta de senderismo GR-300, que recorrimos en parte, cruzando por la presa de dicho embalse.El día fue espectacular, como el anterior. Alrededor de las 13:00, iniciamos el camino de regreso a Madrid, donde llegamos en poco más de una hora. Volvimos con la sensación de que había sido corta la estancia, de que nos faltó tiempo para recorrer aquellas magníficas sendas de montaña y de que había que repetir la experiencia.
La sierra Norte de Madrid, mal llamada en ocasiones, la sierra pobre, tiene unos parajes y unos pueblos espectaculares y es un verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza.Quedó como asignatura pendiente, visitar el Hayedo de Montejo, donde hay que solicitar antes el permiso para poder adentrarse en él, y que ya recorrí hace unos años. Se encuentra, muy cercano a la provincia de Guadalajara y a todos aquellos pueblos conocidos como Pueblos Negros, denominados así, por la utilización de pizarra, muy abundante en la zona, en la construcción de las casas.
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